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Arte y Teatro

¡Felices 90 años, Santiago García!

García nació en Bogotá pero se crio en Puente Nacional, Santander.

García nació en Bogotá pero se crio en Puente Nacional, Santander.

Foto:CLAUDIA RUBIO. EL TIEMPO

El fundador de La Candelaria, ícono del teatro colombiano, celebrará rodeado de familiares y amigos.

Yhonathan Loaiza
Algunos habitantes de Puente Nacional, Santander, experimentaron extraños fenómenos en la primera mitad del siglo pasado. Se escuchaban ruidos escalofriantes en los tejados de las casas, que pronto creyeron eran causados por la presencia de algún abominable espectro; en otros hogares, alguien tocaba en las puertas, pero cuando sus ocupantes salían a abrirla se encontraban con que nadie estaba en la entrada.
Pero no eran situaciones paranormales. Los responsables eran dos muchachos que se gozaban sus días juveniles tomándoles el pelo a la vida y a la gente, los hermanos Santiago y Arturo García Pinzón, quienes solían subirse a los techos de las casas para arrastrar cadenas mientras caminaban, generando aquel ruido fantasmal, o usaban hilos de nailon, un material novísimo en aquella época, con el cual movían los aldabones de las puertas, lo que causaba la confusión del misterioso llamado.
Los dos eran cómplices de travesuras. Cuando iban al colegio, en vez de entrar a clase, se escapaban para sentarse en un andén desde donde miraban unos carteles que registraban las principales noticias del mundo. Arturo fue boxeador, marino, productor de cine y arquitecto, oficio que compartió con su hermano Santiago, quien luego debutó como actor y director y terminó convirtiéndose en un faro del teatro colombiano moderno.
“Desde niño, con mi hermano Arturo, nos reíamos de las ceremonias de mi familia; luego empecé a reírme de las ceremonias del poder...”, recordaba el maestro García hace unos años sobre esa relación fraternal que, en alguna medida, marcó su sendero artístico.
En sus más de seis décadas de carrera teatral, el artista fundó el Teatro La Candelaria, consolidó el método de la creación colectiva y se convirtió en un referente de la escena latinoamericana. Precisamente este jueves, cuando el maestro cumple 90 años, celebrará con una fiesta especial disfrazada de almuerzo, en el que lo acompañarán unas 80 personas, entre familiares, compañeros de trabajo y amigos.
Y aunque hace un tiempo se retiró del teatro, que lideró por más de 45 años, y ahora deambula por el laberinto de sus memorias, el maestro todavía desenfunda con rapidez esas dotes representativas, las mismas que utilizaba en sus obras para revelar las cicatrices más profundas de la sociedad colombiana. “Siempre tiene su sentido del humor... Desde chiquito era el que hacía reír a todo el mundo”, apunta su hija, Catalina García.
La directora, actriz y dramaturga Patricia Ariza, la madre de Catalina, también ha sido una de las principales escuderas del maestro García en su vida teatral. Recuerda que lo conoció en la Universidad Nacional, cuando Santiago montó una versión de 'Galileo Galilei', del alemán Bertolt Brecht, que terminó en escándalo y desembocó en la fundación de La Casa de la Cultura, luego rebautizada como Teatro La Candelaria.
“Él ha reaccionado a su estado actual desde el afecto y, siendo muy chistoso, sigue teniendo esa vena histriónica. En La Candelaria podemos estar haciendo lo que sea, hablando del fin del mundo, pero entra Santiago y entra Santiago. Todo se detiene”, asegura la artista.
García, junto a Gabriel García Márquez y los miembros de La Candelaria.

García, junto a Gabriel García Márquez y los miembros de La Candelaria.

Foto:Cortesía Teatro La Candelaria

El maestro García está parado en la iluminada sala de su apartamento en el corazón del barrio colonial de La Candelaria. Saluda con una sonrisa y un efusivo movimiento de mano a sus visitantes y recibe un potente abrazo de Carmiña Martínez, actriz de La Candelaria por más de dos décadas y quien lo acompaña en una sesión de fotos para celebrar sus 90 años.
“Vamos aquí, que hay más luz”, dice García mientras mastica unas almendras. Es su manera de dirigir la puesta en escena, así sea de una rutina fotográfica.
Mientras él posa sentado, siempre con una sonrisa amplia, Carmiña se le acerca para retirar unas moronas de su cara. “Soy tu maquilladora, tu asistente”, dice la protagonista de la película 'Pájaros de verano', cuyo rostro rebosa de placer por compartir estos momentos con aquel hombre que la dirigió en tantos montajes y le enseñó tanto.
A pesar de las fallas del músculo de su memoria, García aún brinda destellos de su inmensa sabiduría: bien puede decir un chiste en alemán o sorprender con una frase en italiano –en esta tarde, repite en varias ocasiones Tante belle cose (Tantas cosas hermosas)–.
Su hija cuenta que ahora vive sin preocupaciones, tranquilo, descansando y rodeado de la gente que lo quiere. Y no solo lo cuidan sus seres queridos, el barrio que le dio nombre a su teatro también le suele demostrar su cariño.
“La Candelaria es como un pequeño pueblito en el que toda la gente se conoce. Mi papá todos los días tiene la misma rutina; visita el teatro, y cuando va por la calle todo el mundo le dice: ‘Hola, maestro’. Él saluda, mamándole gallo a todo el mundo, y sigue”, relata Catalina.
Ariza asegura que cuando García llega al teatro lo recorre con minucia; pasa al lado de las fotos que lo inmortalizan al lado de figuras como Gabriel García Márquez, el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal o los fallecidos Francisco Martínez y Fernando Peñuela, integrantes del grupo. Incluso, le da una vuelta a la sala en la que encarnó personajes inolvidables, como el humilde barrendero que entona con un encanto hipnótico un verso de la canción 'Despedida' en el clásico 'Guadalupe años sin cuenta', o el despiadado y misterioso hombre de negocios en El paso.
Catalina afirma que los papeles que más disfrutó de su padre fueron el de Quevedo en 'El diálogo del rebusque' y el del Trajamán en 'Los diez días que estremecieron al mundo'. “Era como una obra dentro de una obra –dice sobre Los diez días...–, él hacía de director del grupo, y todos los actores se revelaban en su contra. Su personaje era fantástico, era una obra maravillosa”.
Desde que era muy chiquita, ella acompañaba a su padre al teatro, que funciona en una hermosa y amplia casa que tiene cerca de 400 años y está ubicada en la calle San Miguel del Príncipe. A veces estaba tras bambalinas, otras se subía a la cabina de las luces o simplemente se sentaba en la platea, siempre como testigo en primera línea del trabajo de su papá.
“Como era el director, estaba pendiente de todo, de que estuvieran listas las luces, de que todos los actores llegaran, ensayaran y tuvieran todo listo”, recuerda.
Una foto histórica del maestro junto a Patricia Ariza. Foto: Archivo.

Una foto histórica del maestro junto a Patricia Ariza. Foto: Archivo.

Foto:Juan Manuel Vargas. EL TIEMPO

Diana Margarita Martínez García, nieta de Arturo, solía acompañar a su abuelo en sus visitas al teatro y también estableció una cercana relación con el maestro Santiago. Su obra preferida era su versión del 'Quijote' de Cervantes, pero su relación no se limitaba al teatro: cuando ella estudiaba en la Universidad Nacional, García también daba clases allí, y entonces ella se colaba en el aula para escucharlo.
“Después nos quedábamos afuera hablando y conversando. Era chistoso porque una vez me preguntaron: ‘¿Ustedes qué, son novios o qué?’ Y yo respondía: ‘¡No!, él es mi tío abuelo’”, bromea.
Más allá de esas rituales visitas a La Candelaria, el grupo ha asumido el reto de seguir adelante sin su cerebro creativo. Además de Patricia Ariza y Carmiña Martínez, en el teatro continúan integrantes históricos como Fernando Mendoza, César Badillo, Luis Hernando Forero, Adelaida Otálora, Rafael Giraldo, Nohra González y Alexandra Escobar, a quienes se suma una nueva camada de jóvenes actores.
“Al principio fue muy duro porque, de todas maneras, es un liderazgo muy potente el de Santiago, entonces hubo muchos dolores de cabeza entre nosotros. Pero el grupo ha salido adelante desde que Santiago no está al frente, aunque sí está, porque está su metodología, que es muy poderosa, es como un cimiento del grupo”, apunta Ariza.
Tras el retiro del maestro Santiago García, La Candelaria estrenó obras como 'Si el río hablara', 'Soma Mnemosine', 'Camilo' y 'Refracción'; además, celebró sus 50 años en el 2016 y sigue con una agenda de giras y temporadas. Sin embargo, la situación financiera es otra. “Ahora estamos en una crisis económica tremenda, no sabemos cómo salir... La Candelaria no tendría por qué estar en esas afugias, eso me parece que no habla bien de este país”, reflexiona Ariza.
Una foto con grandes figuras del teatro colombiano: Santiago Garcia, Miguel Torres, Ricardo Camacho, Hugo Afanador y Eddy Armando

Una foto con grandes figuras del teatro colombiano: Santiago Garcia, Miguel Torres, Ricardo Camacho, Hugo Afanador y Eddy Armando

Foto:Cortesía Teatro El Local

“Me gustaría estarle viendo la cara... Para mí son tan importantes estas historias”, dice Diana Margarita Martínez mientras cuenta anécdotas de Santiago en una conversación telefónica. Fue su abuelo quien le regaló ese arsenal de relatos históricos, incluyendo las travesuras fantasmales del comienzo; y también le contó de la hermosa confusión que el maestro García generó en la antigua Checoslovaquia, donde estudió teatro (entre 1959 y 1961).
Según Martínez García, cuando le preguntaron cómo aprendió el idioma checo, el director colombiano respondió simplemente que era su lengua materna, pues en su pueblo hablaban esa lengua. “La gente quedó supersorprendida, y empezaron a mandar cartas de todas partes del país a Puente Nacional. El pueblo se llenó de cartas en checo, pero solo era una broma”, añade.
Otro episodio memorable fue cuando se conocieron sus bisabuelos. Paulina Pinzón vivía en Puente Nacional, en una casa que todavía existe y tiene una papelería en la primera planta. Allí llegó un día el capitán del Ejército Gabriel García, un hombre alto, imponente, que estaba buscando un lápiz. Paulina le vendió el lápiz, pero le dijo que iba a necesitar un borrador por si quería corregir algo, y que además era necesario un tajalápiz y también una hoja...

...El gran artista que creó el escenario del teatro colombiano con su inteligencia, su lucidez y su genialidad

“Él solamente iba por un lápiz y terminó comprando una cantidad de cosas de la papelería. A él le pareció increíble lo encantadora de Paulina, y así se conocieron, se enamoraron y se casaron”, remata Martínez García, quien añade que es común que en las reuniones en las que cuenta que es sobrina de Santiago García usualmente alguien se acerque y le cuente una anécdota con su tío abuelo.
La huella del maestro no solo se cuenta en historias y bromas personales, sino en su profunda influencia en el teatro colombiano. Por ejemplo, el dramaturgo, escritor y novelista Miguel Torres, quien acompañó a García en la fundación de La Casa de la Cultura, escribió este mensaje para celebrar sus 90 años:
“La luz que ilumina hoy este aniversario viene de las sombras, de las tinieblas donde está Santiago García, el gran artista que creó el escenario del teatro colombiano con su inteligencia, su lucidez y su genialidad. Él, más que nadie, merece ser llamado el padre del teatro colombiano. La suya es esa luz imperecedera, inextinguible que nos alumbra a todos: los que estábamos con él hace 50 años, los que ya no están, los jóvenes que apenas lo conocen y los que vendrán, los que sin saberlo llevarán dentro de sus corazones esa luz que los guiará por los azarosos abismos del teatro”.
YHONATAN LOAIZA GRISALES
Cultura y Entretenimiento
En Twitter: @YhoLoaiza
Yhonathan Loaiza
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