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Defender la Policía

Habrá manzanas podridas, pero entre ellas hay miles de uniformados admirables, verdaderos héroes.

Luis Noé Ochoa
Es inevitable hablar hoy del triste y famoso video que reveló el martes La F.m., que ha costado tres cabezas: la del general Rodolfo Palomino, exdirector de la Policía; la del exviceministro del Interior Carlos Ferro y la de la propia Vicky Dávila, que lo hizo público y creó un debate sobre ética y periodismo.
¿Usted lo hubiera revelado? Va ganando el no. Yo no, por uno de los argumentos más expuestos: porque como prueba judicial no es indicio de nada y tampoco tiene valor periodístico. Es, simplemente, una conversación morbosa entre dos hombres acerca de su relación sexual consentida y con sentada, que solo prueba que son gais, pero eso no es delito, como se ha dicho.
Además, porque es un video traicionero y repugnante, no apto para menores, que, lógicamente, dada la tecnología de hoy, en instantes llegaría a manos de todo el mundo, de todas las edades. En especial de los niños. Había consideraciones éticas, humanas y morales de por medio. Ni siquiera se le puso la advertencia de “este video solo se puede ver en compañía de mayores...”. Bueno, y de coroneles y de generales.
Además, la periodista pudo ser utilizada, pues sale convenientemente cuando el Procurador hacía tiro al pichón; es decir, le apuntaba al Palomino, al abrirle pliego de cargos por supuesto incremento injustificado de su patrimonio –especialmente, la compra de unos terrenos al norte de Bogotá, y por eso le decían que era un general sobrado de lote–, por chuzadas a periodistas y presunta relación con una red de prostitución dentro de la Policía.
Se descubre que aquí, hace unos años, hubo una perversa trama llamada la ‘comunidad del anillo’, que no eran anillos de seguridad, sino para poner a los alféreces como carne de cañón sexual masculina. El Ministro de Defensa acepta que la red existió hace unos nueve años. Una vergüenza condenable. Que a los culpables los pongan a hacer curruca en la cárcel.
Por la institución, el general hizo bien en renunciar, así ahora le digan que es un policía ‘alcostado’, y ojalá pruebe su inocencia. Por lo menos se ve que no se hizo rico. Pero el punto es la Policía. Esta es una institución vital para la democracia, para la defensa del orden y necesita la máxima credibilidad, respeto y afecto ciudadanos. ¿Se imaginan cuántos intereses hay para que sea golpeada en su prestigio y a lo mejor para vengarse por los golpes que ha propiciado?
Claro que se deben investigar todas las denuncias. Y el trabajo valiente de Vicky y otros periodistas tiene que seguir hasta que se sepa la verdad. La Policía tiene problemas. Porque allí hay unos 170.000 hombres combatiendo el delito, cerca de él, que son tentados para quebrar su moral. Por ejemplo, los 14 policías con nexos con traficantes de drogas en el ‘Bronx’, empujados por algún cabronx. Pero también hay que elogiar el trabajo minucioso de inteligencia por descubrirlos.
Es a la institución a la que debemos defender. Habrá corruptos, los que dicen “cómo hacemos ahí”, los que aceptan 50.000 razones para no poner un comparendo, pero ¿quién es más culpable: el que peca por la paga o el que paga por pecar? Pero entre ellos hay decenas de miles de uniformados admirables, verdaderos héroes. Por ejemplo, los que desminan. Y miles pagan con su vida su esfuerzo por defender a la gente. El mismo martes eran asesinados por la espalda, mientras acompañaban a la comunidad en Nariño, los auxiliares Édison Montoya Ledesma y John Oquendo Camargo. Y en otro sitio, el patrullero Édinson Yubany Burbano. Por ellos, por los miles de sacrificados y mutilados, este país necesita una policía limpia, confiable, libre de manzanas podridas, así haya que reformarla.
Luis Noé Ochoa
luioch@eltiempo.com
Luis Noé Ochoa
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